Un tema espinoso.
A veces no hay otra que mojarse y tomar partido. No sirven las medias tintas, ni los discursos ambiguos, ni vale ser políticamente correcto. Hay ocasiones en las que la realidad es tan dura, cruda y tristemente real que hace falta alzar la voz para reivindicar justicia.
Eso es lo que ocurre con el papel de las mujeres en muchos ámbitos de la sociedad, que por desgracia están bajo la superficie cuando por derecho merecen un papel protagonista. Y no hablo tanto de la famosa igualdad de género, de buscar paridad a toda costa por equiparar cifras, si no de valorar lo que aportan sin que el sexo o el género condicione nuestra apreciación a su legado. Algo casi imposible en los tiempos que corren por el sesgo educacional que llevamos encima.
Digo que es un tema espinoso porque en cuanto sale en la conversación, todo el mundo toma partido y surgen conflictos. Cuando en realidad no hay debate alguno, hay que reconocer abiertamente que durante siglos los hombres no han sabido apoyar a las mujeres. Pero consciente o inconscientemente todos nos posicionamos sobre el valor del trabajo de las mujeres y lo juzgamos severamente, casi siempre de forma injusta y desigual.
El papel de las mujeres en la literatura.
Este semana he tenido la suerte de poder escuchar y ver en directo a Pilar Lozano Mijares dando una conferencia sobre El papel de las mujeres en la literatura, y cuanto mas escuchaba sus datos y argumentos, mas claro tenía que estamos en deuda con las mujeres y su trabajo.
No solo los hombres, toda la sociedad lo está. Desde luego el papel dominante del hombre ha sido clave en la forma en que las mujeres no han podido desarrollar su talento y creatividad. Pero también corresponde a las propias mujeres reconocer, apoyar y fomentar el trabajo que aportan escritoras, pintoras, científicas y demás mujeres ilustres.
En el caso de la literatura resulta especialmente sangrante que hayamos estado siglos impidiendo su acceso a este arte, cuando esta claro que las mujeres tienen cualidades innatas para narrar y contar historias. No puedo dejar de recomendar el excelente libro de Pilar Lozano por su capacidad para sintetizar un problema tan extenso y complejo como este. Ella explica mucho mejor este tema y lo documenta de manera incontestable.
Machismo del siglo 21.
Aún hoy, en pleno siglo 21, el machismo sigue extendido por todo el mundo como una lacra. Nos impide ver a las personas en conjunto, limita nuestra visión a estereotipos caducos y manidos, reduce el valor del trabajo de las mujeres o busca excusas para menospreciarlo. No aporta nada positivo a la sociedad y es algo contra lo que hay que luchar sin miramientos.
Ese machismo se ve en todas partes, pero me llama la atención cuando se amplifica en las redes sociales. Internet es un campo abierto para que campen a sus anchas todo tipo de actitudes homófobas, racistas y machistas. Basta un paseo por algunos canales de YouTube para descubrir comentarios despectivos que menosprecian el trabajo de divulgadoras y streamers. Este artículo de Xataka recopila algunos testimonios propios de una película de terror digital.
Choca, que con todo lo positivó que nos han traído las redes sociales e internet no hayamos sido capaces de re educar a las nuevas generaciones. La cultura es mas accesible que nunca, la libertad de expresión tiene mil canales distintos para llegar a la gente, la tecnología nos permite la omnipresencia de información veraz, y sin embargo seguimos cometiendo los mismos errores y en muchos aspectos la sociedad sigue anclada en el pasado. ¿Cómo es posible que los jóvenes no hayan eliminado ya el machismo en sus conversaciones?. Quizás porque los estereotipos que ven en los adultos se perpetúan en las mentes en desarrollo carentes de voz propia.
Seamos egoístas.
No quiero acabar esta misiva con un mensaje negativo sobre lo que hemos hecho mal durante siglos y lo que no acabamos de hacer bien a día de hoy. Me gusta pensar que si aprendemos a ser egoístas empezaremos a valorar el trabajo de las mujeres y a darles el papel protagonista que merecen. Porque nos beneficia a todos, hombres y mujeres. Mas allá de quién haya escrito un gran libro, o pintado un magnifico cuadro, o diseñado un imponente edificio, seremos todos quienes disfrutaremos de esos logros. Limitar las obras solo al género masculino es eliminar de un plumazo las posibilidades a la mitad.
Mujeres tendríamos que ser los hombres para entender bien cual es el problema. Porque no hay como vivir en propia carne una realidad, para aprender los matices que la hacen tan especial. Esa terrible expresión; “mujer tenías que ser…” demuestra un desconocimiento total de lo que es ser una mujer.
Nos queda mucho camino por recorrer, pero el primer paso es reconocer cómo nos hemos comportado hasta ahora y donde hemos fallado. A partir de ahí tenemos una deuda pendiente con las mujeres, a las que hay que apoyar de manera incondicional para que liberen todo su talento en todos los ámbitos de la sociedad. Sin medias tintas, sin lecturas políticas o partidistas, simplemente porque es lo correcto y porque se lo debemos.
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Hola Javier
Aunque en el planteamiento inicial (la igualdad entre hombres y mujeres) coincidimos, cometes en este post un par de errores de bulto.
El primero es asumir que las redes sociales son una muestra representativa de la sociedad, lo cual no es cierto, ya que supongamos que, en el ejemplo que has dado, tenemos 1000 energúmenos (esta cifra la he estimado de forma aleatoria, por lo que es absolutamente factible que sean muchos menos) entre unos 20 millones de varones españoles (no incluyo en estas cifras hispanoamericanos ni extranjeros que hablen español correctamente), lo cual nos da un porcentaje ínfimo.
El segundo error que cometes es analizar la sociedad de los siglos 19 e inicios del 20 desde la perspectiva actual para establecer una deuda histórica que, a mi juicio, no es tal. Este es el mismo argumento que esgrimen los indigenistas para decir que Europa está en deuda con los países hispanoamericanos.
Lo que sí veo en muchos hombres (no sólo jóvenes, sino también cincuentones) es un hartazgo. Día si, día también se nos pone la etiqueta de delincuentes a los hombres por el simple hecho de nacer hombres. Y no por activistas "feministas" sino por ministras y secretarias de estado, las cuales cobran entre 3 o 4 veces más que yo para llamarme violador y delincuente. Es hartazgo no nuevo machismo, lo que sucede es que si hablas en contra de estos planteamientos del ministerio de igualdad, eres un machista. No señor, el decir basta no te hace machista.
No puedo hablar por otras familias pero en la mía, tanto a mi mujer como a mi hija siempre las he apoyado en todo, ahora el problema está en como estamos dejando la sociedad para nuestros hijos varones, llevándolos a ser el nuevo sexo débil por los delirios políticos de unas cuantas activistas, que no feministas porque plantean una desigualdad hacia el sexo femenino.
Un saludo.
Antonio