Navidad digital: entre el consumismo y la nostalgia
Porque los recuerdos tienen más poder en nuestra mente que la mejor de las terapias.
Hay quién adora esta época del año y quién la aborrece. La verdad es que es fácil entender ambas posturas, ya que desde mediados de noviembre empezamos a recibir un continuo bombardeo de estímulos que nos obligan a entrar en una dinámica tan entrañable como estresante: la Navidad.
A medida que las hojas del calendario nos llevan hacia el corazón de la temporada navideña nos sumergimos en un período lleno de emociones que, muchas veces, nos llevan a la reflexión; pero que por otro lado siempre nos impulsan a derrochar. Al igual que llegan unos días repletos de reuniones familiares y compromisos que, si bien suelen crear preciosos momentos para el recuerdo, también generan un estrés digno de los peores momentos del año.
Y en el centro de todo esto hemos evolucionado nuestras tradiciones más entrañables por nuestro uso de la tecnología.
Las navidades pasadas. El espíritu de los regalos.
La Navidad siempre se relaciona con ser una de esas épocas más alegres del año. En parte porque desde que somos niños las recibimos acompañadas de regalos, lo que acarrea también grandes dosis de consumismo. Eso es algo que se mantiene casi inalterable a lo largo de las décadas. Poco distan las de 1986, con las de 1997, las de 2015 o las actuales, en todas ellas hubo regalos, en todas hubo consumo desmedido. Y os voy a revelar un secreto a voces, en todas las próximas también habrá gastos innecesarios.
Comprar y regalar es una de esas señas de identidad de las navidades. El espíritu del consumismo esta intrínsecamente ligado a estas fechas. Cuando hay niños en la ecuación todo parece cobrar mas sentido, pero aun cuando esos niños crecen y la magia desaparece, los regalos mantienen un papel importante en nuestros recuerdos de la Navidad. Algunos de esos regalos impactan sobre manera en nuestro subconsciente y se hacen un hueco en nuestra memoria, de tal forma que cuando pasan los años aún recordamos algo concreto que nos hizo especial ilusión. Ese poder de los objetos, va más allá de su mera utilidad, habla de lo que algo puede significar para nosotros en un momento concreto de nuestra vida.
Navidad actual. Atesorando momentos.
En la actual era digital, donde la facilidad para comprar online ha potenciado nuestras tendencias consumistas y ha ridiculizado el valor de compra algo con sentido. Hoy sentimos menos impacto al recibir un regalo, quizás porque en cierta forma ya lo tenemos todo. ¿Música?, 50.000.000 de canciones en streaming hacen que regalar un disco sea casi un chiste. ¿Cine?, 15 plataformas de streaming con miles de películas al momento hacen que nadie regale historias en forma de DVD. ¿Libros?, aunque siguen estando ahí, la tarifa plana y el libro digital hacen que regalar papel parezca una ofensa.
Por supuesto que hoy sigue teniendo valor regalar un disco de vinilo, una película en Blu-Ray o un libro de tapa dura (puede que incluso sean regalos con mas sentido y valor que antes). Pero su efecto parece diluirse por la época en la que estamos: la era de la inmediatez, del consumo masivo y digital.
Esta no es tanto una época para adquirir bienes físicos, como para acumular experiencias. Valoramos mas que nunca atesorar momentos, capturados en parte a través de las nuevas tecnologías. Hemos encontrado formas innovadoras de compartir, regalar y celebrar, manteniendo vivas nuestras tradiciones mientras adoptamos otras nuevas.
El futuro de la Navidad será digital.
¿Alguna vez has pensado cómo serán las navidades de dentro de 5 o 10 años?. Yo si, y te puedo asegurar que aunque algunas cosas seguirán igual (nadie te librará de esas cenas familiares), habrá algunas novedades que están llegando con fuerza.
Si hoy es el día que hacemos un millón de fotos y grabamos demasiados videos durante las celebraciones en familia. Mañana viviremos una nueva revolución a la hora de capturar el momento. La realidad aumentada y virtual están mas cerca que nunca y si a esto le combinamos la inteligencia artificial tendremos resultados asombrosos mucho antes de lo imaginable.
Veo un futuro donde grabamos todo el entorno con una calidad capaz de trasladarnos a ese momento exacto. Podremos revivir un evento como si estuviéramos de nuevo allí. Algo valiosísimo cuando algunas personas ya no estén y queramos recordarlas en todo su esplendor.
Estamos mas cerca que nunca de poder emular situaciones gracias a la realidad aumentada y virtual. Puede que no sea para todo el mundo ni para todos los momentos, pero habrá mucha gente que quiera y pueda revivir el pasado en el futuro.
La noche mas vieja se convierte en un nuevo proyecto.
Y en medio de estas fiestas llega el momento recopilatorio del año. Ese donde revisamos los últimos 12 meses y vemos cual ha sido nuestro viaje. Suele ser una revisión donde analizamos tanto los logros y desafíos superados, como los proyectos que no pudimos completar.
Aquí surgen, como no, los propósitos para el nuevo año. Esta vez tocara mirar al 2024 con todo el positivismo del mundo. Esto tampoco cambia con el paso de los años. Desde que tengo memoria he contemplado ese cambio de cifra como una oportunidad para construir algo mejor sobre lo que ya tenía. Quizás la llegada del 2000 generaba algo más de incertidumbre, pero en el fondo todos sabíamos que el 1 de enero las cosas seguirían mas o menos igual.
El verdadero cambio nos lo trajo de nuevo la tecnología, esa que un día nos mostró cómo el futuro ya lo teníamos entre las manos. Esta que me permite llegar hasta ti a través de medios como una Newsletter.
Creencias y tradiciones: una fusión de lo antiguo y lo nuevo.
La nostalgia nos invita a reflexionar sobre nuestros valores y raíces. Las tradiciones del pasado ya se fusionan con los avances de la actualidad. ¿Te imaginas una Navidad sin streaming o smartphones?, hace poco era nuestra realidad, pero una vez que hemos integrado estos avances ya no podemos pensar en un mundo analógico.
La tecnología, lejos de alejarnos de nuestras raíces, nos ofrece nuevas formas de conectar con ellas. Nunca ha sido tan sencillo escuchar cualquier villancico, preparar una receta para un banquete o entretenernos en familia. Los móviles han permitido que muchas de estas prácticas se adapten a los nuevos tiempos, manteniendo su esencia mientras se integran en el mundo digital. Celebramos no solo lo que somos, sino también lo que hemos llegado a ser gracias a estos avances.
Las reuniones con familiares y amigos son el corazón de la Navidad. Una tradición que celebra lo clásico, aderezado con algunos de los avances de nuestro tiempo. Nuestras tradiciones están muy basadas en la experiencia y esa por fortuna se actualiza cada año.