¿Te imaginas vivir con 1 canal de televisión?.
Esto va a sonar a historieta de persona mayor, pero es que yo recuerdo perfectamente cuando en España solo teníamos 1 canal de televisión. Sí, 1. Televisión Española, o como se llamaba entonces TVE, que luego paso por diferentes nombres hasta acabar como La1. Pero para eso primero tuvieron que pasar muchas cosas, como por ejemplo que naciera un segundo canal -en 1983- que de forma muy original llamaron TVE2, ese que ahora conocemos como La2. Del tema de los nombres y las marcas sabe mucho mas Fernando de Córdoba, que lo explica de maravilla en esta web.
Yo crecí en los años 80 y en esa década había muy poco contenido para niños, aunque de mucha calidad eso sí, y el horario en el que lo podíamos ver estaba acotado a lo que encajaba con la vida escolar. Por las tardes un ratito a la hora de merendar, con un Barrio Sésamo español que marco a toda una generación. Y algo más los fines de sábados por la mañana, con aquella mítica Bola de Cristal que presentaba Alaska.
El caso es que no había elección. Tenías lo que te programaban a la hora que elegían, y eso era así para todos. Nunca con tan poco fuimos tan felices. No había nada con lo que comparar ni por lo que quejarse. El mundo era así y así lo aceptábamos, pero además de buen grado porque veíamos aquello como un regalo frente a la alternativa de divertirnos sin ayudas, solo con nuestra imaginación, que era lo que nos esperaba tras ese breve paréntesis televisivo.
De 2 a 5 y de 5 a 50.
En 1990 pasamos de tener 2 canales de televisión a tener 5 !. Antena 3, Canal+ y Tele5 entraron como un soplo de aire fresco en nuestras vidas justo cuando cambiábamos de década y España se abría definitivamente al mundo. Si en el 90 empezaron sus emisiones (solo en grandes ciudades) estos canales de televisión, 2 años después tuvimos las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla como el momento álgido de nuestra nueva imagen al mundo. Diez años después del gran evento que supuso el Mundial de Futbol del 82, volvíamos a mostrar nuestra mejor versión a Europa y el mundo. En 1992 se puso a prueba nuestra calidad de las retransmisiones en directo para dar cobertura televisiva mundial, y sin duda España estuvo a la altura.
El siguiente gran salto fue en 1997, cuando llegaron 2 empresas de cable para volver a cambiar la cosas, en lo que a televisión y entretenimiento se refiere. Importando el modelo estadounidense de tele por cable, en el 94 empezó a funcionar Canal Satélite que se renombró como Canal Satélite Digital en 1997. Ese mismo año entro en liza con una propuesta similar la otra gran operadora de cable de Espana, Vía Digital. Ambas venían a ofrecer una gran lista de canales temáticos con emisiones 24 horas: deportes, documentales, cine, series, música, infantiles… La oferta televisiva se llevo a otro nivel y de repente empezaron las desigualdades. La gente con un buen poder adquisitivo podía pagar las altas cuotas de suscripción de la televisión por cable, mientras que la gente humilde se limitaba a ver los 4 canales que había en abierto (no olvidemos que Canal+ era casi en su totalidad de pago).
En cualquier caso el panorama del entretenimiento en casa había cambiado hacia un modelo nuevo. De tener 2 canales en 1983, a tener 5 en 1990, a mas de 50 en 1997. Ahora ya no era una cuestión de no disponer de contenidos, sino de tener tiempo para poder verlos. Sin embargo esa transición se asimiló fácilmente porque no suponía un cambio en la forma de consumir contenidos. Sencillamente era más cantidad de lo mismo. Te sentabas delante de la tele, elegías un canal y veías lo que ponían. Si además tenías un video VHS podías grabar lo que quisieras para verlo cuando quisieras.
La revolución del streaming.
Para lo que creo que no estábamos del todo preparados era para la siguiente -y puede que última- revolución del entretenimiento en casa: el streaming. En octubre de 2015 Netflix empezó a funcionar en España. Llevaba operando como empresa de alquiler de DVDs desde finales de los años 90, pero se reconvirtió a una empresa de streaming de contenidos online en 2007. No salió de Estados Unidos y Canada hasta 2011, cuando llegó a América Latina, y tardó 4 años más en abrirse paso hasta el mercado español. Yo me di de alta el mismo día que empezó a operar, porque ya sabía lo que significaba. Me pasó algo parecido con Amazon, la conocía mucho antes de abrir su filial española y de hecho ya tenía cuenta años antes de poder comprar desde aquí.
Lo que intuía con la llegada de Netflix era lo que luego constaté, que no volvería coger el mando de la televisión convencional salvo en contadas ocasiones. Netflix era libertad total. No solo por su catálogo, ya que la tele por cable ofrecía miles de horas de contenidos mas o menos a la carta. Sino por el cambio de paradigma en lo que a entretenimiento en casa se refiere.
Empezar a ver una película en el iPad, seguir en casa, poder ver tu serie favorita de viaje; en el tren, metro, avión o autobús. Tenerlo todo a mano sin tener que hacer nada para especial para poder verlo. Adiós a descargar y piratear, nada de programar el video o el decodificador de turno, se acabó saltar la molesta publicidad en cada película y serie. Pagar cuando quieras por lo que quieras... Era un todo. Eso lo tuve claro desde el minuto 1 y gracias a dios la industria también, porque año tras año se fueron sumando a la fiesta el resto de participantes en el concurso por “mejor plataforma de streaming”. Algo que no ha hecho mas que beneficiar a los consumidores.
No voy a entrar a valorar las polémicas decisiones de Netflix con su política de precios y de cuentas compartidas, porque esta Newsletter se alargaría aun mas. Hoy prefiero destacar cómo han sido (y aún son) pioneros y líderes en este mercado. No os preocupéis que a ellos ya les va a tocar pelear con las consecuencias de las decisiones que están tomando, si no al tiempo. Mantener su estatus y viabilidad tiene un precio muy alto, veremos si son capaces de pagarlo.
Beneficios del siglo 21.
Si al niño de 8 años que tenía que esperar 7 días para poder ver el programa de los sábados, le hubieran dicho que sus hijas podrían ver miles de horas y contenidos cuando quisieran, estoy seguro de que no lo hubiera creído. Estamos viviendo un sueño hecho realidad en un mundo que no aprecia ese privilegio como lo que es. Las nuevas generaciones dan por sentado que esto es como siempre ha sido y no tienen ni idea del mundo del que venimos.
Cambiar de canal es algo ya anacrónico. Todo es a la carta ahora mismo, tenemos un menú infinito de opciones a un precio mucho menor del que pagabamos en los 90 y los 00 por un puñado de canales convencionales de televisión por cable. Para apreciar lo bueno que hay a nuestro alcance quizás sea cuestión de coger perspectiva mirando a nuestro pasado reciente.
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